Hay pocas dudas sobre la importancia del liderazgo excelente como ventaja competitivas de cualquier organización y un aspecto clave de una gestión avanzada y sostenible de personas.
Sobre liderazgo se ha escrito mucho (en Google hay casi 500 millones de entradas sobre “leadership”) y en los últimos años se han alcanzado consensos importantes sobre el rol del líder del siglo XXI: debe generar confianza, aflorar las capacidades de su equipo y mover a la acción a través de una visión compartida. Sobre lo que no se ha reflexionado tanto es cómo la autenticidad, cercanía y vulnerabilidad personal es lo que genera más confianza a largo plazo. Sobre estos aspectos voy a compartir algunas ideas en este artículo a través de una reciente experiencia personal.
Hace unas semanas estaba escuchando una presentación sobre estrategia corporativa en un foro empresarial cuando el ponente (que era un importante alto directivo) empezó a emocionarse fuertemente hasta el punto de casi acabar llorando. Lo que estaba contando sobre el impacto de su rol como líder y su involucración en el futuro de su empresa le impactó profundamente e inesperadamente y apenas pudo contener su emoción durante unos segundos.
Algo que podría verse como signo de debilidad o falta de confianza en sí mismo por la audiencia tuvo el efecto contrario. Este momento marcó un antes y un después en su presentación (que ya tenía sólidos argumentos racionales), generando un gran compromiso y pasión entre los asistentes, que veían en el estrado a alguien profundamente auténtico, cercano y “vulnerable”.
Estoy convencido que una comunicación puramente técnica, bien estructurada y donde se repiten unas consignas previamente aprendidas (como las que escuchamos frecuentemente en múltiples foros) hubiera sido un formato más confortable y menos “emocionalmente arriesgado” pero habría tenido un impacto mucho menor en el público asistente.
Esta historia no es un caso aislado. Durante mi carrera profesional he tenido la suerte de vivir diversos momentos memorables como éste compartiendo situaciones difíciles con profesionales que transmitían autenticidad y que no tenían al principio respuestas para todo pero que consiguieron finalmente gestionar con éxito esa incertidumbre.
¿Qué es el “liderazgo vulnerable”?
Mike Robbins es uno de los expertos que más ha investigado esto y creo que lo define muy acertadamente. En lugar de estar obsesionado por ser inteligente, poderoso, fuerte, cualificado, innovador u otros atributos típicos del buen líder nos permitiremos ser nosotros mismos y comunicar a los demás nuestras luces y sombras y esto nos hará más creíbles al ser más auténticos para los demás y estar más centrados emocionalmente para manejar más eficazmente la alta presión diaria.
Robbins indica cuatro elementos clave de este tipo de liderazgo en su interesante artículo
“El valor del liderazgo vulnerable” (http://ow.ly/L4hgD).
– Comparte con los demás algunos de tus miedos e inseguridades
– No te tomes demasiado en serio
– Comparte tu propia evolución personal, tus aprendizajes y tus retos
– Pide y recibe ayuda de otros como un signo de valiosa humildad y apertura a los demás
Otros artículos como “Los mejores líderes son humildes” de Harvard Business Review (http://ow.ly/LkhoY) refleja además que la humildad y vulnerabilidad de un líder aumenta la innovación, trabajo en equipo y compromiso de su equipo.
En resumen: cada vez está más demostrado que en este siglo XXI el liderazgo de éxito y sostenible generará confianza, inspiración e influencia en los demás a través de la humildad, vulnerabilidad, autenticidad y cercanía a los demás.
Este enfoque más cotidiano y humanista contrasta con visiones previos más técnicos, racionalistas o de hiper-liderazgos mesiánicos. Ahora ya no se buscan super-hombres o super-mujeres, sino líderes que hablan con el corazón y que inspiran porque están más conectados con sus creencias profundas.
Una aspecto a reflexionar en estos tiempos complejos en múltiples aspectos de la sociedad actual y donde no andamos precisamente sobrados de líderes sostenibles y transformadores.
Lorena dice
Siempre desde que era pequeña he pensado que siendo auténtico/a, que siendo uno mismo e ir con humildad y empatía por nuestro camino, era signo de éxito en cualquier aspecto de la vida. Desafortunada y afortunadamente me he encontrado por el mío, personas que a base de empujones me han intentado obligar a «disfrazarme», nunca me puse una careta y el precio que he tenido que pagar ha sido alto, hasta hoy. Esto está empezando a moverse y gracias a personas como tú David, sé que hay futuro y esperanzas en los RRHH españoles.
Gracias por todo…
Ivan dice
David,
Estoy totalmente de acuerdo contigo. No tengo ninguna experiencia tan sentimental y enriquecedora, no obstante tengo la experiencia de haber compartido algunos momentos en los que las personas que se creen líderes cuando son nada más que jefes, son arrogantes, perfectos y gatos, digo gatos porque hay personas que siempre caen de pie y esta mezcla es explosiva. Esto hace que se desconfíe de gente tan perfecta, y por lo tanto la credibilidad de este profesional se ve dia a dia muy dañada.
La humildad y amabilidad al comunicar a las personas es algo que se debería practicar más, hace que al parecer más vulnerable, seas más creíble y hace que la gente valore tu opinión, porque sabe que si no lo sabes o te has equivocado, simplemente lo dirás. Esto hace a una persona/profesional más graneo, es mi opinión.
Katerin Corrales dice
Me parece muy buena este lectura
Jennie González dice
Mostrar tu lado sensible, no es dejar ver que eres un líder débil, es mostrar que estás vivo, sientes cada momento y lo transmites con esa energía que sólo la pasión, el amor por lo que haces, te puede llevar a exteriorizar.
Gracias muy buen articulo.
Slds,
Jennie
Andres Nortes Cano dice
Así debiera ser y yo entiendo que debe ser. No obstante, la mayor parte de las veces en las que los que tienen que decidir y determinar quien ocupa una vacante para un puesto en el que se debe tener liderazgo de esta naturaleza, o bien no les dejan intervenir (RRHH) y decide el director de unidad con los atributos y capacidad que tenga obligando a RRHH a hacer dejación de funciones o por el contrario se toman decisiones rápidas que hacen bueno el refrán » Si quieres conocer a Pepito dale un carguito».
Esta bien escribir sobre esto, aunque estaría mejor predicar con el ejemplo.
Luis Ezcurra dice
Hola David:
Me gusta mucho tu enfoque. Está muy alineado con los trabajos de Goleman y Boyatzis sobre la conexión entre liderazgo e inteligencia emocional («What makes a Leader» – HBR). Además, permite sentar las bases de los que puede ser un nuevo liderazgo mucho más holístico, que incluye a la persona en su totalidad, con todas sus dimensiones.
Un buen trabajo,
Gracias