El deporte de élite es un gran laboratorio para detectar las claves del éxito profesional sostenible. Un análisis de los mejores deportistas de la historia evidencia que mantenerse al máximo nivel a largo plazo (más de 5 años) es muy infrecuente.
Muchas razones pueden explicarlo, de las cuales destaco dos:
a) es muy difícil mantener el hambre de victoria y superación continua cuando eres el más grande durante años y
b) tus competidores no descansan y tiene un plus de motivación de desbancar al mejor. Para ello se esfuerzan en mejorar hasta los mínimos detalles. Aspectos sutiles pero que marcan la diferencia entre ganar y perder.
El tenis actual encierra un interesante enigma:
¿Cuáles son las razones por las que Nadal, Federer y Djokovic han dominado el tenis mundial los últimos 15 años (2005-2019)?
Con la reciente y gran victoria de Nadal en el Open USA entre los tres han ganado en ese periodo 51 Grand Slams de los 60 celebrados: un impresionante 85% del total.
Una proeza que va más allá del tenis y de la que extraer profundas enseñanzas para la empresa, la gestión del talento o la educación.
¿Cómo es posible que las nuevas figuras no superen a estos 3 veteranos que superan ampliamente los 30 años? ¿Es acaso falta de buen tenis, fortaleza física o ambición?
Mi análisis es que las nuevas generaciones de tenistas no logran combinar al máximo nivel la “trilogía” del éxito sostenible:
- Talento: Algunos tenistas jóvenes son tremendamente brillantes y tienen muchas ganas de triunfar e imponer su ley. Su técnica y forma física son espectaculares. Una base magnífica pero insuficiente para ganar grandes y reñidas finales que suelen prolongarse más de 4 horas.
- Sacrificio: Saber sufrir, aceptar la adversidad, aguantar siempre un poco más, logrando que la mano no tiemble en jugadas decisivas. Aspectos clave en los que los tres campeones marcan la diferencia.
Como bien dice Toni Nadal (ex entrenador de Rafa Nadal) “hoy en el aspecto formativo todo lo que se facilita en exceso y esto debilita. Hemos sido demasiado condescendientes con las nuevas generaciones. Los veteranos jamás se rinden porque les enseñaron a no quejarse”.
Esta sobreprotección del talento ha perjudicado a los tenistas más jóvenes, incapaces de romper por ahora el “techo de cristal” que separa la victoria del buen juego en los grandes torneos. - Valores: El sacrificio tampoco basta si no se acompaña de pasión, compromiso, rigor y simbiosis entre el jugador y su cuerpo técnico. Y destaco la humildad como otro elemento diferencial.
Humildad para mantener la “cabeza fría” tras el triunfo repetido y seguir escuchando a los demás. Para disfrutar de la victoria y mantener intacto el espíritu de superación. Para dosificar los torneos disputados anualmente y prolongar así su carrera.
Hace un tiempo tuve la suerte de ver jugar en directo a Rafa Nadal. Lo que más me impresionó no fue su evidente gran tenis y forma física. Lo más impactante fue su carisma de campeón, deportividad y la combinación de “fuego en la mirada” y templanza en jugadas clave.
Una serenidad cultivada a fuego lento en horas de entrenamiento. Una fortaleza mental que, como se acaba de volver a demostrar, desequilibra a su favor los resultados, especialmente en los partidos más igualados.
En el mundo competitivo de hoy estos jugadores demuestran que el triunfo se logra con fidelidad a un estilo propio y conjugando sabiamente lo racional (técnica, conocimientos, experiencia o recursos) con lo emocional (autoconfianza, intuición, resiliencia o pasión).
Nadal, Federer y Djokovic: tres formas de jugar, tres maneras vencer y, sin embargo, una combinación ganadora común: talento, sacrificio y valores.
Artículo publicado en Expansión
David Reyero Trapiello – Senior HR Business Partner – Sanofi Iberia
e-mail: David.reyero@sanofi.com / Twitter: @davidreyero73 / Linkedin: linkedin.com/in/davidreyerotrapiello/
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