¿Cuáles son las virtudes personales que distinguen a grandes líderes?
Pasan los años y esta pregunta clásica del management y la gestión de Recursos Humanos sigue de candente actualidad. En la era de la post-verdad, la influencia fácil en redes sociales a generado una preocupante escasez de líderes.
Franz Heukamp (Decano del IESE) afirmaba recientemente en un foro sobre inteligencia artificial: cuanto más tecnología tengamos disponible más necesario será reforzar las habilidades personales para ser feliz y tener éxito e impacto profesional.
Debemos, por tanto, volver a poner en el centro la ética y el humanismo en las empresas. Conocer y apreciar a cada empleado, re-ilusionar, superar la creciente desconfianza social y pérdida de compromiso laboral. Numerosos retos a afrontar por los directivos para lograr que sus equipos estén “enchufados” y afloren su máximo potencial y productividad.
10 virtudes comunes en los líderes excelentes
Los líderes más inspiradores tienen un estilo propio y personal. Y sin embargo comparten estos 10 atributos personales que los diferencian y les ayudan a multiplicar su impacto positivo.
1. Amor: tienen sólidos cimientos personales (autoestima y autoliderazgo) y eso les permite nutrir y nutrirse de los demás. Se distinguen por su generosidad, aprecio y conocimiento profundo del ser humano, deseando siempre el bien común.
2. Credibilidad: son excelentes personas y grandes profesionales y por ello son percibidos como ejemplares. Y a la vez no esconden su lado más humano. Son cercanos y vulnerables. Tienen carisma a los ojos de los demás: manejan adecuadamente su poder (potestas) a través de su autoridad (autoritas). Movilizan a sus equipos tanto en épocas de crecimiento como cuando deben recortar.
3. Visión y legado: trabajan cada día para dejar una huella positiva en la sociedad, anticipándose a los cambios y generando una ilusión colectiva que les sobrevive. Eso les otorga una motivación trascedente que desemboca en un extra de energía y gran capacidad de movilización para convertir un sueño en realidad.
4. Unidad: valoran la potencia multiplicadora de los equipos en los que fomentan la diversidad de perfiles y el sano debate de las distintas opiniones. Una vez alcanzado el consenso requieren lealtad con la hoja de ruta para proteger la credibilidad colectiva.
5. Confianza: saben que este aspecto es el lubricante clave en cualquier organización. Y la fomentan constantemente siendo conscientes de su fragilidad: cuesta lograrla y es fácil que se pierda.
6. Compromiso: lo identifican como la otra cara de la moneda y elemento sinérgico con la confianza. Se enfocan en lograr empleados comprometidos como la gran palanca para lograr organizaciones orientadas al cliente interno y externo y positivamente vinculadas con el resto de stakeholders (accionistas, proveedores y sociedad en general).
7. Transparencia: comprenden que comunicación constante en el S. XXI es más una oportunidad que una amenaza. Son abiertos, honestos y capaces de asumir públicamente los errores y aprender de ellos.
8. Crecimiento: no dejan nunca de aprender y son humildes para aprender de los demás a pesar de su éxito. Aspiran a ser cada día mejor y lograr los resultados. Potencian su lado intuitivo e inteligencia emocional y no sólo el racional. Se enfocan con entusiasmo en la selección y crecimiento de sus equipos y les dejan volar con amplitud de miras si es lo adecuado.
9. Transformación: abrazan el cambio continuo, toman riesgos y combinan el sano inconformismo con el disfrute periódico de los éxitos alcanzados. Tienen una fuerte visión externa y por ello preguntan y exploran constantemente. Disfrutan siendo pioneros en su sector y alcanzando colectivamente resultados ambiciosos.
10. Resiliencia: su fortaleza mental y positivismo les ayuda a gestionar sus contratiempos vitales. Son capaces de convertir el infortunio en sabiduría personal y además la comparten con los demás. Fluyen y son capaces de vivir buena parte del tiempo centrados y afrontando eficazmente el estresante ritmo actual.
Premisas del mejor liderazgo
El liderazgo transformador parte de dos ingredientes básicos: ser una buena persona y apreciar profundamente a los demás. Ésta es la base de autenticidad que distinguió a los grandes modelos (Jesucristo, Buda, Mandela o Gandhi) y sobre la que podemos construir los demás elementos necesarios para la efectividad de cualquier líder.
El coach Pablo Tovar recogía brillantemente este enfoque en un artículo sobre la visión del liderazgo de Teresa de Calcuta:
‘Yo no sé nada sobre liderazgo y cambio; pero si sé que si quieren ver cambio en sus organizaciones necesitan conocer y amar a su gente, porque si no conocen a su gente no habrá confianza, y si no hay confianza la gente no asumirá riesgos, y si no asumen riesgos no habrá cambio. Y deben amar a su gente, porque sin amor no habrá pasión, y si no hay pasión ellos no se sentirán poderosos, y si no se sienten poderosos no habrá cambio. Así que si quieren ver el cambio en su gente primero deben conocerlos y amarlos.’
La cuarta revolución industrial es apasionante, confusa y trepidante. Una época donde es fácil pensar que el éxito empresarial se basa en aspectos efectivamente relevantes como tecnología o dinero. Y, por tanto, olvidarse de lo más importante: personas, valores, educación y liderazgo. Éstas serán las palancas más eficaces para lograr resultados diferenciales y sostenidos, fidelizar equipos y extraer lo mejor de los nuevos modelos de negocio y la positiva revolución tecnológica actual.
David Reyero Trapiello – Senior HR Business Partner – Sanofi Iberia
e-mail: David.reyero@sanofi.com / Twitter: @davidreyero73 / Linkedin: linkedin.com/in/davidreyerotrapiello/
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