David Reyero – Marzo 2014
La búsqueda de ventajas competitivas sostenibles es un foco estratégico para muchas organizaciones, incluso antes de su conceptualización por Michael Porter en la década de los 80.
Las estrategias “tradicionales” aportan algunas soluciones: optimización de costes, diferenciación del producto o servicio, reputación de marca, especialización, diversificación, posesión de patentes, situaciones monopolísticas o la existencia de un equipo profesional altamente cualificado.
En este artículo voy a poner el foco en el aspecto del equipo humano como elemento clave de la competitividad, ya que creo que es el que verdaderamente marca la diferencia para lograr buenos resultados a largo plazo.
¿Qué elementos son clave para crear ventajas competitivas sostenibles a través de las personas?
Ésta es una cuestión previa esencial para lograr éxito en un mercado crecientemente competitivo. En mis casi 20 años de experiencia profesional he tenido la suerte de trabajar directa e indirectamente con equipos muy diversos en sectores y situaciones muy variadas y he llegado a la conclusión que el liderazgo, el compromiso y la agilidad de aprendizaje son ingredientes esenciales en la construcción de equipos.
Hay otros aspectos como el nivel de capacidades técnicas, la experiencia y conocimientos del negocio u otros que son importantes pero que no marcan tanto la diferencia y además son más fácilmente copiables.
Esto se visualiza especialmente en situaciones de crisis y cambio, donde las compañías buscan profesionales multifacéticos a todos los niveles organizaciones:
– liderazgo: visión compartida, coraje para tomar decisiones, gestión excelente de personas directa o indirecta
– compromiso: fuerte vínculo con la organización con un enfoque de mutuo beneficio no sólo a nivel racional (por el puesto y compensación o estatus de organización) sino también emocional (alineación con equipo, estilo, visión y valores organizativos) y trascendente (ámbito para la autorrealización personal), lo que genera una clara voluntad de permanencia a largo plazo y una actitud adecuada para gestionar situaciones más o menos complejas.
– agilidad de aprendizaje: en un entorno de cambio permanente y crecientemente ambiguo necesitamos personas abiertas al mundo, con intuición y vocación, actitud y facilidad para el desarrollo continuo (aprender y desaprender).
Con estos elementos tenemos un buen punto de partida para crear una cultura organizativa ganadora y con ventajas competitivas poco imitables, dada la escasez existente en el mercado de profesionales con estos tres rasgos: faltan auténticos líderes en muchas organizaciones, el nivel de compromiso laboral se ha reducido progresivamente en los últimos años y no abundan los empleados con capacidad acelerada de aprendizaje de nuevas competencias y transformación continua a nivel individual.
La actitud de un equipo ante los éxitos y fracasos marca la diferencia a largo plazo y esto se va claramente en entornos complejos como el actual.
Esto lo reflejan bien Terry Bacon y David Pugh en un libro muy recomendable: “La ventaja de la actitud: qué hacen las compañías más exitosas para ganar en el mercado B2B.” En él hablan del novedoso concepto “behavioral differentiation”: la actitud del equipo como elemento clave de estrategia de diferenciación frente a los competidores.
Como conclusión comparto unas reflexiones de Jerry Porras en su obra “El éxito que perdura” que define algunos de los elementos comunes en las personas y organizaciones con vocación de marcar la diferencia en el mercado:
– interés por dejar un legado, con un sentido claro y profundo de la razón de ser de la organización y del trabajo individual
– relaciones profesionales duraderas y con vocación de servicio a los demás
– trabajo diario enfocado con coraje, responsabilidad, pasión y rendición de cuentas, complementado con una forma de pensar diferente.
– orientación a la acción, combinando la audacia con la disciplina y la visión a largo plazo.
Espero que estas ideas te sirvan de inspiración sobre la importancia de la gestión de personas, un reto complejo pero fundamental para cualquier organización
Jesús Martínez Busots dice
Tremendamente interesante, David. Comparto sin duda las reflexiones que lanzas en el artículo. Siempre me quedo con una sombra de duda, en el sentido de que creo conocer algunas organizaciones (o áreas dentro de una organización) que no se caracterizan en absoluto desde mi percepción por tener una buena gestión de personas, y en algunos casos, presentan un alto nivel de competitividad. Supongo que éstas serían aún más competitivas y sobre todo más sostenibles con un mejor liderazgo y cultura organizativa, pero como mínimo, me parece un aspecto interesante sobre el que reflexionar. Gracias y un saludo.