Hace unos meses me diagnosticaron de manera inesperada acromegalia, una enfermedad rara vinculada a un mal funcionamiento de la hormona del crecimiento.
Afrontarla conllevó una cirugía de cierta complejidad (afortunadamente exitosa gracias al gran equipo multidisciplinar del Hospital Sant Pau de Barcelona) y varios días de hospitalización. Un periodo corto pero intenso, de altibajos y aprendizajes sobre cómo nos enfrentamos al dolor, al estrés, a la incertidumbre y a la rutina.
Ese tiempo me sirvió también para conocer mejor el trabajo de los profesionales sanitarios. Hombres y mujeres que realizan una labor encomiable, de gran valor e insuficientemente reconocida por nuestra sociedad.
Este artículo es un homenaje a Julio, un admirable enfermero al conocí esos días. Un hombre que lleva muchos años humanizando las noches de los enfermos/as con su gran sentido del humor, empatía y profesionalidad.
Él practica sabiamente las 3 H (humildad, humanidad y humor) para dejar un impacto imborrable, sorprendente y positivo. Hace suya esta filosofía tan acertada: “nos tomamos el trabajo en serio, pero somos capaces de reírnos de nosotros mismos y de nuestras circunstancias para afrontar la vida y el trabajo con más perspectiva y optimismo”.
Recuerdo sus bromas para hacerme sonreír cuando me visitaba. Él tenía la empatía para detectar mi variable estado de ánimo en aquellas largas noches de hospital donde me costaba dormir y tenía frecuentes dolores de cabeza y malestar general.
“Esta noche no puedo ofrecerte alcohol, pero puedo traerte hielo para calmar tu dolor”. Ocurrencias que me hacían reír y me impulsaban a salir del círculo vicioso mental y endogámico que genera el dolor, tan típico y humano cuando nos sentimos enfermos.
Julio es un ejemplo de vocación profesional y resiliencia, a pesar de que imagino habrá tenido tentaciones de caer en la monotonía, la pereza, la insensibilidad con los pacientes o el pesimismo en un ambiente tan demandante y con alto estrés crónico.
En aquellos días recordé frecuentemente la frase de Victor Frankl:
La mayor libertad humana es elegir nuestra actitud para afrontar nuestra vida, más allá de los difíciles que sean nuestras circunstancias personales.”
En el hospital conocí profesionales con actitudes muy dispares de motivación e interés en su trabajo, a pesar de trabajar todos en el mismo entorno y más allá de su mayor o menor nivel de experiencia o conocimientos técnicos. Aspectos que me hacen reflexionar sobre cómo abordamos nuestro día a día, si jugamos a ganar o a no perder, si somos víctimas o protagonistas. Elementos que relaciono con la importancia de la autorresponsabilidad, primero hacia nosotros mismos y luego hacia los demás.
Julio no es ningún gurú pero tiene muy claro su propósito personal: hacer las cosas bien y divertidas, ir más allá para aportar una experiencia a cada paciente que compense su natural preocupación por estar enfermo. Él practica una filosofía vital con la que coincido mucho: un día sin sonreír es un día perdido.
Hoy diríamos que Julio promueve una cultura organizativa cliente céntrica. Algo clave para el éxito futuro y la reputación de cualquier institución pública o privada y para cualquier sector.
Las mejores organizaciones buscan cada vez profesionales “híbridos y polivalentes” que aporten dosis de cariño y humanidad a la tecnología y generen buenas experiencias vitales y alto calidad de servicio. Quieren personas como Julio el enfermero, líderes de su puesto de trabajo y que vayan más allá de la necesaria eficiencia de los procesos o de maximizar el valioso big data. Esto genera múltiples beneficios: compromiso interno y externo, mejor calidad de servicio, embajadores de marca, mejores resultados financieros y, sobre, construyen un mundo mejor.
Mimbres valiosos en cualquier ámbito, pero especialmente en el entorno sanitario donde las personas nos sentimos profundamente frágiles y vulnerables y agradecemos un apoyo integral más allá de la técnica para abordar mejor nuestras enfermedades.
David Reyero Trapiello – Senior HR Business Partner – Sanofi Iberia
Twitter: @davidreyero73 / Linkedin: linkedin.com/in/davidreyerotrapiello/
MANUEL dice
Excelente artículo David. Lo suscribo al 100 × 100 y me alegro mucho de que te hayas recuperado
oscar alcoberro dice
Querido David,
Estupendo artículo que me ha encantado leer. Lamento el problema de salud por el que has pasado pero me alegra leer que lo peor ya ha pasado. Sigue escribiendo como lo haces, querido amigo.
Un fuerte abrazo.
Miquel Díaz dice
David. Me alegra saber que estás bien y que tuviste la fortuna de encontrarte con Julio.
Gracias por compartir tus vivencias y hacernos reflexionar con ellas.
Un abrazo
Raquel dice
David, me alegro infinito que estés recuperado, abrazo!
Laura Hernández dice
Hola David! Acaban de operarme del macroadenoma que causa mi Acromegalia. Totalmente agradecida igual que tú al equipo sanitario que me ha atendido, desde el endocrino al neurocirujano pasando por las mejores enfermeras y auxiliares de UCI en Imed Elche. Me encanta saber cómo te encuentras y qué tal los niveles de GH ahora.
Un saludo!
Fernando Iglesia dice
Excelente artículo David que comparto al 100%!!!
Bravo!!!
👏👏👏
Ana Mur dice
David, me alegro mucho que te hayas recuperado. Totalmente alineada con tus reflexiones en el articulo. Un abrazo