El contexto en el que se desarrolla el deporte de alta competición no se diferencia mucho del mundo empresarial. En ambos casos, es habitual que el talento, la innovación y las oportunidades deban convivir con los egos y con el rechazo al cambio. Estas actitudes suponen barreras a la hora de probar cosas nuevas y de experimentar. En un momento en el que es especialmente necesario adaptarse, es fundamental perder el miedo al error.
Ettore Messina es uno de los grandes entrenadores europeos de Baloncesto, con una larga trayectoria de éxitos en varios países.
Ettore tiene una mentalidad muy práctica y ha sido capaz de apoyarse en conceptos como liderazgo, innovación, talento o gestión de egos para lograr resultados, compromiso y buen ambiente. Y todo ello en el deporte de élite, un entorno duro y que exige continuamente resultados a corto plazo.
En una reciente conferencia suya me llamó la atención una frase inspiradora: “dadme un error nuevo” cuando le preguntaron qué pedía a sus jugadores en un partido. Él lo explica así:
“Tener una relación sana con el error es muy importante. A mí me gusta decirles a los jugadores muchas veces: «dame un error nuevo». Porque el error mental es cuando repites siempre la misma tontería por falta de actitud, por falta de atención, porque eres superficial. Esto no lo puedo aceptar. Pero si veo un error porque está intentando hacer algo distinto o algo más complicado… Lo valoro positivamente, me conformo con esto. Todos tenemos que aprender cada día a innovar”.
Me parece muy acertada su visión sobre la necesidad de arriesgar para mejorar, innovar, salir de la zona de confort y ser valientes y sabios para aprender de los errores que todos cometemos.
Qué es importante es tener estas actitudes en estos tiempos con tanta necesidad de innovación permanentemente y donde muchos paradigmas cambian rápidamente.
Intuyo que para él será un reto potenciar la humildad, el aprendizaje y la reflexión en el deporte de alta competición: personas de éxito que pueden tener fuertes egos, mucha autoconfianza y gran orientación a la acción y resultados instantáneos.
Un contexto que, por otro lado, no difiere mucho del mundo empresarial. Un entorno donde también el talento, las oportunidades y la innovación conviven con los egos, las creencias limitantes, el “síndrome del experto”, o la inercia del “siempre se ha hecho así y nos ha ido bien”.
Actitudes que, en ocasiones, suponen barreras a probar cosas nuevas cuando se tiene gran conocimiento, buenos resultados históricos o fuertes inercias que limitan la experimentación y fomentan el miedo al error.
“Necesitamos estar preparados para equivocarnos para poder llegar a hacer algo original” como bien Ken Robinson, especialista en creatividad y educación.
La penicilina, los post-its o el marcapasos son 3 ejemplos de productos muy valiosos que fueron descubiertos por “error” y así lo acreditan.
Es evidente que hoy más que nunca los éxitos pasados no garantizan el futuro a nadie. Y en algunas ocasiones incluso pueden dificultarlo todavía más por potenciar la autocomplacencia.
Ojalá no nos falten nunca nuevos errores. Ojalá las organizaciones sean cada vez más lugares para aprender y donde es posible experimentar, combinando el legado histórico con los retos del presente y el mañana por escribir.
Será un buen síntoma de que estamos vivos. Un ejemplo de que no estamos estancados sino creativos. Que mantenemos la ilusión de los niños donde es posible re-imaginar la realidad para transformarla en positivo.
Artículo publicado en Fundación Factor Humano 21 de Febrero de 2021
David Reyero Trapiello – Senior HR Business Partner – Sanofi Iberia
e-mail: David.reyero@sanofi.com / Twitter: @davidreyero73 / Linkedin: linkedin.com/in/davidreyerotrapiello/
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