El eterno debate sobre qué influye más en nuestra personalidad (genética o ambiente) puede extrapolarse al mundo profesional y mejorar así la fundamental gestión del talento.
Dado que hoy es difícil influir en la genética conviene entender mejor cómo el ambiente nos puede ayudar a progresar. Ortega y Gasset decía: “Yo soy yo y mis circunstancias». Y enfatizaba la importancia de nuestro contexto.
Nuestras relaciones cercanas: ¿círculo virtuoso o vicioso?
Por eso es conveniente cuidar quiénes son nuestras personas más cercanas, aquellas que puedan crear un “círculo virtuoso” y tirarnos para arriba o un círculo vicioso y limitar nuestro potencial. “Eres el promedio de las 5 personas que te rodean”, afirma el empresario Jim Rohn.
El ambiente es tan importante que parece que puede “modificar” de alguna manera nuestra personalidad original y genética. Marian Estapé impulsó un interesante estudio con 4.000 familias y comprobó la plasticidad de nuestro cerebro y personalidad. Su investigación demostró cómo, con el paso del tiempo, la conducta de los niños se parecía más a la personalidad de los padres adoptivos que a los padres biológicos.
En mi ámbito familiar y de amigos he experimentado también cómo “espabilan” los hermanos medianos o pequeños que interaccionan con los amigos de sus hermanos mayores. Si esas relaciones son sanas y de calidad “les tiran hacia arriba”, les hacen madurar y ampliar su mirada del mundo y aceleran el progreso de sus habilidades.
El autoconocimiento es también muy relevante para crecer. Múltiples herramientas psicométricas nos pueden ayudar a ello: DISC/Insights (test de personalidad natural y adaptada por la influencia laboral) y Strengths Finders (diagnóstico de fortalezas profesionales) son dos buenos ejemplos.
Nuestro futuro no está escrito y es moldeable. La plenitud de nuestra vida no está totalmente predeterminada por nuestra genética, personalidad esencial o ambiente familiar y social.
Nuestra historia vital es un crisol donde se entremezclan genética, personalidad, ambiente y nuestro rol como moldeadores de nuestra materia prima.
“Son tus decisiones y no tus condiciones lo que determina tu destino. Tu situación actual no es un indicador inmutable de tu situación futura”, afirma el gran coach Tony Robbins.
Nuestra actitud vital la conjugamos cada uno nosotros en primera persona. Un trabajo para toda la vida que hay que gestionar con esfuerzo, autorresponsabilidad, resiliencia, ilusión y definiendo una visión. Nuestra genética, el ambiente y nuestras relaciones personales son factores importantes que pueden facilitarnos una vida plena, pero son actores secundarios de nuestra existencia.
Artículo publicado en Observatorio de Recursos Humanos 2 de marzo de 2023
David Reyero Trapiello – Senior HR Business Partner – Sanofi Iberia
Twitter: @davidreyero73 / Linkedin: linkedin.com/in/davidreyerotrapiello/
Francisco Martínez Colunga dice
Totalmente de acuerdo mi querido David!!!!
Somos nosotros con nuestra actitud quienes influenciamos al medio!