La compasión es un concepto clásico y hoy más necesario que nunca para alcanzar una vida personal plena.
Para las organizaciones es también una herramienta muy valiosa ya que potencia la colaboración, el altruismo y el compromiso profesional y el foco en el propósito corporativo.
Más intensa que la empatía, es un sentimiento que puede ser definido como un proceso de cuatro partes: atención, interpretación del sufrimiento, preocupación empática y acción para aliviar el sufrimiento.
En este mundo cada vez más virtual y exigente es un ingrediente básico del mejor liderazgo y genera resultados diferenciales, dado que promueve más compromiso, orgullo de pertenencia y productividad laboral.
Como ejemplo, Harvard Business Review ha diseñado un índice (Global Empathy Index) que correlaciona atributos de buena gestión (con foco en compasión y empatía) y resultados corporativos. En su análisis, las mejores compañías (percentil 10% superior) han crecido en sólo un año un 50% más en capitalización bursátil que las del percentil 10% inferior
A nivel individual, las personas compasivas consiguen una conexión más profunda con los demás, más allá de los canales de comunicación habituales. Esto les permite entender mejor qué está pasando, influir con más potencia, tomar elecciones más sabias, transformar realidades, ganar credibilidad y equilibrio interior. Múltiples beneficios que desea cualquier líder con intención de tener impacto, ser sostenible y dejar un buen legado.
La compasión no es blandura ni está reñida con la resiliencia, la firmeza o impulsar decisiones difíciles y necesarias, que serán mejor asumidas y valoradas si surgen de un líder compasivo y creíble.
Un estilo de liderazgo exigente y dedicado: conocer al equipo, destruir barreras, crear valores de equipo, escuchar y responder, prestar atención, lograr metas compartidas, con un enfoque basado en la abundancia y con la intención de conectar con los demás desde un optimismo realista.
La compasión es una actitud que debemos aplicarnos a nosotros mismos para aprovecharnos de sus beneficios, como explica Marcos Cajina en este gran artículo. La autoexigencia es muy sana y necesaria para acercarnos a nuestro propósito y mejor versión. Pero por el contrario, en exceso puede minar nuestra autocompasión y autoconfianza, potenciar nuestras creencias limitantes y fomentar una autopercepción negativa que será perjudicial para aflorar nuestra grandeza innata.
La compasión supone también un buen síntoma de madurez personal y profesional. Como explica Jeff Weiner (CEO de Linkedin):
“El consejo que me daría a mí mismo si volviera a tener 22 años es ser más compasivo”.
“Las personas olvidarán lo que dijiste y lo que hiciste, pero nunca olvidarán cómo las hiciste sentir” decía Maya Angelou. La compasión es una magnífica forma de conectar profundamente con los demás.
Si la combinamos con otras actitudes básicas como la humildad, confianza, gratitud, optimismo, pasión o resiliencia, estaremos mejor preparados para afrontar adversidades que el futuro nos deparará con certeza.
Son tiempos convulsos, de incertidumbres y disrupción. Hoy te animo a practicar más la compasión: un sentimiento y sabiduría universal que conecta con la grandeza, bondad y solidaridad que todo ser humano lleva genuinamente dentro.
Millones de personas ya la practican como una excelente vía hacia su plenitud personal, generando además un impacto positivo en los demás.
Artículo publicado en Canal CEO 17 de diciembre de 2020
David Reyero Trapiello – Senior HR Business Partner – Sanofi Iberia
e-mail: David.reyero@sanofi.com / Twitter: @davidreyero73 / Linkedin: linkedin.com/in/davidreyerotrapiello/
Begoña dice
Me ha encantado el articulo.
Los ratios intangibles que no contan en los balances y que tanto los influyen en el resultado!
Manuel Tallada dice
Me ha gustado mucho y muy alineado con los estudios de Adam Grant en su libro: «Dar y Recibir»
Elena Jiménez dice
Muy buen artículo David, gracias. Importante diferenciar la actitud de la compasión de la pena o lastima. Una vía interesante para cultivarla es el Mindfulness.